Vamos a estar recorriendo las distintas facetas del Yo. Desde un punto de vista relacional, la identidad es dinámica y no podemos reducirla a una imagen. Se trata de una experiencia contextual, en constante modificación.

1. El yo como centro de conciencia: el principio del ser

Puesto en estos términos se trata de una premisa de las metáforas causales que utiliza la psicoterapia, que puede presentarse en forma alternativa.

  • que sos tu pasado (historia personal)
  • sos tu biología,
  • sos tu contexto social (étnico, de género, familiar, etc.).

Acá es importante evitar quedar atrapados en imágenes fijas o historias estáticas, que a veces nos niegan las transformaciones que hemos tenido desde aquella persona que éramos en el momento en que eso pasó y la que estamos siendo hoy. A veces nos encerramos nosotros mismos en vez de dejar fluir con lo que está siendo.

La experiencia del ser podemos cultivarla desde nuestro yo somático, escuchándonos, sintiéndonos y expresándonos desde allí.

2. El yo como campo relacional: el principio de pertenencia

La experiencia del campo relacional y de holón que veíamos más adelante, podemos describirla desde el principio de pertenencia. La representación más común que solemos tener de ella es el diagrama tradicional figura/fondo o figura/campo.

El campo relacional podemos experimentarlo de diferentes maneras:

  • espiritual (pertenezco a un poder superior, y él/ella/ello se mueve a través de mí);
  • orgásmico (pertenezco a la naturaleza, y ella se mueve a través de mí);
  • social (pertenezco a mi matrimonio/familia/cultura/comunidad, y ellos me impregnan y sustentan mi conciencia);
  • psicológico (mi experiencia/perspectiva encaja dentro de campo mayor de experiencias/recuerdos/arquetipos, y ellos me guían/informan).

Cada persona puede tener múltiples experiencias, en múltiples niveles. El relacional es el campo que contiene a las personas .

La conexión con un campo relacional generalmente potencia la individualidad personal, aunque como en todo aquello que el humano interviene, existen excepciones.

La relación entre el yo individual y el campo relacional, pueden pasar algunos ítems que vamos a ver:

Podemos estar demasiado en la individualidad, perdiendo conexión con nuestro campo relacional, Wilber lo llama “individualidad sin comunión”, en estos casos o bien estamos en la dominación o aislados de nuestros sistemas de pertenencia. Puede generar, mentalismos como el control excesivo, sentimientos como la soledad y la impotencia.

O bien podemos fundirnos con el campo y desarrollar así una “comunión sin individualidad”, también se trata de un lugar solitario, donde se genera sumisión y codependencia.  Se siente todo el tiempo conectada como que el campo se la atraviesa todo el tiempo. Tampoco lo siente.

Cuando existe la “individualidad en comunión” donde la persona siente su identidad y la conexión con ella. Desde allí se siente conectada con el campo relacional.  Campos complementarios de inteligencia, tanto en la mente cognitiva, como la somática. La mente es el intermedio entre el interior y el exterior.  El campo no puede limitarse a ninguna descripción.

El cognitivo lo que hace es acompañar la experiencia y el desarrollo de los distintos yo que tenemos.  Es el sentido cotidiano y básico que cada persona le da al “yo”. Es algo que vamos construyendo también socialmente y lo sostenemos con creencias valores al respecto.

El yo como diferencias relaciónales: el principio de relación

El principio de relación puede describirse como la vinculación sujeto/objeto, en la que la persona se identifica con una posición —el sujeto, o lo que podríamos denominar la posición «yo»— que dirige su atención hacia la otra posición, el objeto, o el «no-yo».

Podemos ver entonces al yo cognitivo, como un patrón de conexiones yo y no yo dentro del campo relacional de un determinado sistema al que pertenecemos. Para Bateson la mente hace este tipo de relaciones, su forma está representada por los dos, el vos-yo o el yo-no yo.  Malo-bueno, amor – odio, interior – exterior, vida – muerte, etc. Podes completar acá todas las dualidades que se te ocurran.

El yo relacional creativo emerge de la relación entre yo somático y el yo cognitivo. Entre lo que siento y lo que pienso. Entre la mente somática y la mente cognitiva. Estas diferencias relacionales que vamos encontrando requieren un campo que las contenga.  Es contener e integrar esas dualidades.

Para esto requerimos estar centrados en nosotros mismos y al mismo tiempo estar abiertos al campo relacional.

Jung nombraba esta integración como función transcendente, siendo aquella donde los opuestos se unifican y cada contradicción se transforma en integración.  Y como diría el mismo Bateson todo es una metáfora de algo más. Por lo cual cuando vimos en el practitioner la diferencia que teníamos en la cual cuando estoy en estados adrenalínicos todo es enemigo o comida, o bien cuando estamos en estados endorfínicos todos es complementario.