Vamos a recorrer como se dan las diferencias relacionales y que podemos hacer para integrarlas.
En cuanto a la identidad psicológica, el principió de relación puede describirse como la vinculación sujeto/objeto, en la que la persona se identifica con una posición —el sujeto, o lo que podríamos denominar la posición «yo»— que dirige su atención hacia la otra posición, el objeto, o lo que podríamos llamar la posición «no-yo». Así, el yo cognitivo es un patrón de conexiones yo/no-yo que se produce dentro de un campo relacional.
Esta relación entre yo y no^yo puede expresarse con prácticamente cualquier distinción. Veamos a continuación algunas distinciones relaciónales relevantes en psicoterapia:
1. La persona toma conciencia de su yo a través de conversaciones sobre tas diferencias relaciónales.
2. Cuando la «ruptura de relaciones» persiste, la experiencia del yo desaparece, reina el fundamentalismo ego-mente, y es probable que surjan síntomas.
3. Para reducir el sufrimiento y.reconciliar los síntomas, restablece una conversación entre las distintas posiciones de la identidad.
Yo cognitivo
Para Bateson ,la mente es relación, y la diferencia es su unidad básica. Así, el desafío del yo cognitivo puede describirse en términos del principio de relación. Su forma viene representada por los dos yo (yo, nosotros)/otro (tú, ellos, ello),bueno/malo, poder/amor, interior/exterior, masculino/femenino, campo/centro, individual/colectivo, sano/enfermo, problema/solución, terapeuta/cliente, vida/muerte pensamiento/sentimiento, mente/cuerpo, consciente/inconsciente. Son dualidades constantes.
El desafío que se nos plantea consiste en qué hacer con estas diferencias. ¿Es una de ellas siempre «mejor» o más importante que la otra? ¿Pueden tocarse y transformarse mutuamente? ¿Está cada distinción, de hecho, contenida en su opuesto, de modo que el enemigo es uno mismo? ¿Hay un campo unificado que contiene estas realidades? ¿Es posible honrar las diferencias, al tiempo que se potencia la comunidad?
Diferencias relacionales
Estas diferencias relaciónales se sintonizan que emergen, ella sigue tres reglas: se enamora de ellos, los describe con precisión (tal como aparecen, no como a ella le gustaría que aparecieran), y describe las relaciones que ocurren entre ellos.
En ambas etapas, el yo relacional creativo emerge de la conversación entre los diferentes roles: el proceso arquetípico del yo somático y las capacidades de patrocinio del yo cognitivo.
Las diferencias relacionales requieren un campo relacional que las contenga. Esto es poder tomar consciencia y hacer un contexto para poder contener e integrar a la relación las diferentes subsistentes. Una de las formas puede ser la conexión conversacional. La clave está en encontrar modos de respetar y valorar cada experiencia, que adopta formas siempre cambiantes. Este es un proceso difícil, como cualquiera que esté involucrado en una relación íntima admitirá rápidamente.
Requiere estar centrado en el propio ser, mantenerse abierto al campo relacional, estar dispuesto a dialogar y poseer capacidad para ello. Incluso en las condiciones óptimas, reina la imperfección.
Al volver a la relación; se va desarrollando nuestra experiencia del yo como diálogo. Contener la tensión entre las diferencias fomenta una armonía más profunda. Y la capacidad de actuar con amor e integridad. Si nos mantenemos fieles les a la conversación, en algún momento ocurrirá lo que Jung denominó la «función trascendente»: los opuestos se unifican, y una contradicción difícil se transforma en una grácil integración. Ahora las diferencias se ven como complementos esenciales, y sentimos una unidad más profunda.
Jung describió este proceso por el que las diferencias pasan del conflicto al apoyo mutuo como una herramienta central para el crecimiento del yo.
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