¿Han visto ustedes, alguna vez, a un niño confiar y creer todo lo que su maestro  le enseña? Desde la pedagogía se dice que, si esto sucede, se ha creado el vínculo entre ambos. Sin ese nivel de relacionamiento el aprendizaje ¿Se concretará de la misma manera?

Hace ya un tiempo, nos visitó en el programa la coach Adriana Méndez para darnos un panorama del funcionamiento de nuestro cerebro. Nos habló de las emociones y de cómo ellas están presentes en todos nuestros mecanismos de aprendizaje. También nos contó cómo actúan en la toma de decisiones y cómo nos pueden ayudar a aprender o a desaprender ciertos comportamientos.

La Escuela Argentina de Neuroaprendizaje (EANE), institución en la que se desempeña como consultora, se dedica a capacitar a docentes, psicólogos, facilitadores y demás profesionales,  con las herramientas necesarias para entender cómo aprendemos y, sobretodo, cómo podemos obtener resultados positivos, si lo hacemos en un contexto apropiado. Para aquellos que están en contacto con personas en calidad de alumnos, en cualquier nivel, es primordial conocer la mecánica y el diseño cerebral en función de una mejor calidad en materia de aprendizaje.

Esto es importante a la hora de generar un ambiente beneficioso en el cual la emoción de nuestros alumnos, al menos aquella que podemos despertar mediante la estimulación, actúe de manera significativa e imprima huellas de lo que aprendieron a largo plazo.

Para lograr comprender algo más sobre cómo actúa nuestro cerebro debemos recurrir a una explicación científica. Leslie hart uno de los pioneros en publicar  investigaciones desde la perspectiva educativa acerca del cerebro, acuñó el término “cerebro-compatible” para referirse a escenarios educativos-entiéndase contenido y formato educativo- diseñados en función de su mecanismo,  en lugar de forzar al cerebro a implicarse en la educación prediseñada, establecida y cuyo mecanismo es históricamente inverso.  A la hora de aplicar la biología del cerebro al aula debemos tener en cuenta tres claves, desarrolladas en su artículo por la docente Jane

McGeehan, quien basándose en los últimos experimentos diseñó un programa de aprendizaje compatible sobre estas tres claves:

1-Estos experimentos tienen su origen en las investigaciones realizadas en la década de los `90 por los neurocientificos  Joseph Le Doux y Candace Pert quienes establecieron el rol de la amígdala cerebral, en el manejo del cerebro y el funcionamiento de los péptidos, como mensajeros de información útil para las  emociones.  Veamos de qué se trata:

La amígdala es una zona central del cerebro, con forma de almendra, que está conectada al hipotálamo.  En ella se produce la detección del “contenido emocional de la información sensorial”. En otras palabras, cada vez que recibimos un estímulo externo por medio de nuestros sentidos (vista, tacto, oído, olfato o gusto) es la amígdala quien lo detecta y lo reconoce por la memoria de otros estímulos. La aparición de algo que parece ser una amenaza, que nos genera miedo, desconfianza, angustia; hace que el organismo, nuestra parte física, se manifieste y comience a reaccionar, mucho más rrápidamente que nuestra parte consciente, aquella que está en el cortex y se ubica en el lóbulo pre-frontal. En el terreno escolar o áulico, si un alumno recibe un maltrato, un grito, un mal gesto, hará que su cerebro reaccione contra eso, defendiéndose y necesitará algo –su propia consciencia- o alguien –la maestra o un compañero- para volver a un estado de relajación y concentración.

Y los péptidos, ¿cómo funcionan? Ellos son los encargados de llevar información entre el cerebro y el cuerpo. Si el alumno, que se siente amenazado o angustiado, comienza a transpirar, se pone colorado o le duele el estómago es gracias a estas sustancias informativas que viajan, informan, regulan y sincronizan.  “Esto significa que el cuerpo se comunica con el cerebro, dándole información  que altera los mensajes devueltos al cuerpo. Así, los péptidos filtran la entrada de nuestros sentidos, alterando significativamente nuestra percepción de la realidad y

seleccionando a cuáll estímulo le será permitido entrar. Emociones y sensaciones corporales son así entrelazadas complejamente, en una red bidireccional en la que cada uno  puede alterar al otro.”[1]       

2-En cuanto a la experiencia, lo que debemos tener en cuenta es la ramificación de las dendritas, generadas por la sinapsis. “El pasaje sináptico de un impulso eléctrico entre el axón de una neurona y la dendrita de otra es la base física del aprendizaje y la memoria.” Los descubrimientos de los neurocientificos constatan, en pruebas con animales, que físicamente se engrosa la corteza del cerebro cuando es expuesto a nuevas experiencias y cuando se hace repetidamente-

3-¿Esto tiene sentido?, ¿Me preocupa?

¿Cuál es el camino que sigue la información una vez recibida? “Primero, el estímulo sensorial activa las neuronas en el apropiado sitio de la corteza sensorial. Estas sensaciones crudas son después transmitidas a través del tálamo y enviadas al área de asociación sensorial de la neo-corteza, donde son reordenados en objetos que reconocemos. Después (y casi simultáneamente) la información es enviada a la amígdala para una evaluación emocional y a la corteza frontal para una evaluación de contenido.  Basado en su análisis de características físicas de los estímulos, el cerebro empieza a darles sentido”.  Si para el cerebro no tiene un valor nuevo o útil, será descartado.

«Espiritrompa, Tilonorrinco»

Ahora que ya sabemos algo más sobre el funcionamiento del cerebro al momento de aprender, quisiera llevarlos a la reflexión en el aula y para eso les traigo un ejemplo que, creo yo, resume estas tres características de una manera inmejorable.

La película “La lengua de las mariposas” del español  José Luis Cuerda (1999), rescata de un modo muy genuino como el aprendizaje se produce gracias a esa contención y vínculo emocional con el maestro, a la exposición a experiencias reales y nuevas y también al contenido útil y significativo en el contexto del niño protagonista.

El film cuenta la historia de un menor quien, a raíz de una enfermedad pulmonar, debe ausentarse de la escuela hasta muy empezado el año. Al volver, siente mucho temor porque le han dicho que el maestro pega; sin embargo, no es este el caso. Moncho o «gorrión» -como le dice su maestro-  encuentra en él alguien en quien confiar, a quien consultar sus dudas más profundas.

Una escena se desarrolla en el bosque cercano al pueblo donde transcurre la historia. El profesor ha llevado a los niños afuera para que vean, con sus propios ojos, lo que les había explicado, puertas adentro, sobre la naturaleza y su comportamiento.

-¿Recuerdan lo que les dije sobre la lengua de las mariposas?-pregunta el maestro.

-Sí, que la tienen como el muelle de un reloj-responde Moncho

-¡Eso es! ¿Y para qué? Para poder alcanzar el néctar que las flores guardan en sus calces-contesta el maestro.

Otro niño le pregunta -¿Qué es el néctar?-

-El néctar es un jugo azucarado que segregan las flores para atraer a los insectos. Y los insectos, a cambio de ese manjar, se encargan de sembrar las semillas-les cuenta. -Atención, ahí tenemos una.

-Cuando llevan ustedes el dedo humedecido a un tarro de azúcar ¿no sienten ya el dulce en la boca como si la yema fuera la punta de la lengua? Pues así es la lengua de la mariposa, al olor del cáliz, la mariposa desenrolla su lengua y así puede alcanzar el fondo del tallo-les cuenta.

Lo que podemos verificar aquí es como ese niño, para quien su profesor es alguien que lo ayuda a conocer el mundo, no solo recuerda la explicación dada en el aula, sino que puede asociarla con la realidad al ver el comportamiento de la mariposa en la flor. Es decir que logra asociar y aplicar la teoría con la práctica (la explicación y la observación)

Más adelante, una tarde de verano, están los dos cazando mariposas para observarlas, Moncho escucha risas, sale corriendo y al llegar a la orilla del río, descubre que la niña que le gusta está jugando junto con otros compañeros de la escuela. Se queda en silencio, mirándolos. El maestro lo alcanza y lo alienta para que vaya con ella:

-¿Recuerda usted lo que le conté del tilonorrinco?-le pregunta.

-Sí, que le regala a la novia una flor que cuesta mucho dinero-le contesta Moncho.

-Exactamente, una orquídea-El maestro se agacha, arranca una flor blanca y se la da.-Anda, a hacer de tilonorrinco- le dice.

-¡Pero esto no es una orquídea!-le contesta Moncho

-Bah, para el caso es lo mismo-le entusiasma el maestro.

Moncho se anima, se mete al río, le regala la flor a la niña y se queda jugando  con el grupo                      .

El niño recuerda lo que le maestro le había enseñado porque lo puede aplicar a la realidad (el cortejo del ave, su propio cortejo con la niña), es significativo para el (porque el ya entiende lo que significa agasajar a una mujer y sabe sobre el valor de las cosas y  tiene un vínculo emocional muy fuerte con su maestro quien le transmite la confianza necesaria para hacerlo.

Finalmente, el niño y por cuestiones políticas que no alcanza a entender, utilizará aquellas palabras que aprendió del maestro (spiritrompa, Tilinorrinco), en su contra, por obligación.

En estas tres premisas cumplidas podemos observar como el aprendizaje cerebro-compatible al que hacíamos referencia anteriormente, apunta a un diseño que privilegia lo emocional, la experiencia y lo significativo para lograr un aprendizaje de largo plazo.

Si el amable lector lo desea puede seguir el siguiente link para apreciar esta hermosa historia.

Redactora: Claudia Losavio

Mail: [email protected]

Notas

1) www.eane.com.ar

2) Leslie Hart, Human Brain and Human Learning (Kent, WA: Books for Educators, 1999), p. xi.

3) https://ivanlerma.com/2013/02/27/el-control-del-miedo-la-amigdala-y-la-corteza-prefrontal/

4)  Candace Pert, Molecules of Emotion: Why You Feel the Way You Feel (New York: Simon & Schuster Touchstone, 1999), p. 142.

5) Joseph Le Doux, The Emotional Brain (New York: Simon & Schuster, 1996).

6) (http://www.greenteacher.com/article%20files/McGeehan.pdf

7) Pat Wolfe, Mind, Memory, and Learning: Translating Brain Research to Classroom Practice (Napa, CA: Self-published trainer’s manual, 1997)