En una interesantísima charla, el profesor Robert Zatorre nos explica cómo es la percepción al placer y cuáles son las bases cerebrales de la música.
Nuestro cerebro es un entramado complejísimo y perfecto, pero si bien no todos somos expertos en su funcionamiento, saber un poco como se maneja sería tener una herramienta más para tener más conciencia de nosotros para encausarnos, entendernos y/o lograr la estabilidad interna.
Dado que nuestro cerebro se divide en sectores que se encargan de trabajos específicos, que en su conjunto dan como respuesta las personas que somos, es clave saber cómo alimentar esta súper maquina perfecta que puede fabricar todo lo que queramos. Como seguramente queremos buenos resultados, es interesante que saber más sobre él: ¿Qué lo relaja, qué lo activa, qué hace que amemos, triunfemos, nos deprimamos o nos aliviemos?
El placer de vivir!
La percepción del placer es posible a través de las bases cerebrales, en primer lugar está la percepción que logramos experimentarla gracias a circuitos neuronales y luego el placer determinado por esa percepción.
Estos circuitos específicos nos permiten percibir la música, es decir la relación entre los sonidos, que posibilitan el entendimiento distinguiendo la música de sonidos continuados o ruido.
La distinción entre sonidos puros como un timbre o el complejo entramado de melodías, depende de la corteza cerebral ( corteza sensorial, auditiva, corteza motora, corteza frontal) y los circuitos neuronales.
En segundo término, el placer está determinado por los circuitos de recompensa que se activa mediante los estímulos placenteros, como alimentarse, tener relaciones sexuales, ganar dinero, escuchar música, son los ejemplos más relevantes.
“Estos factores que nos dan placer, dependen de los circuitos neuronales que liberan la neurotransmisora dopamina u oxitocina, que nos permiten vivir las más agradables sensaciones”, compartió Zatorre a EfectoButterfly.
Este sistema nos permite sobrevivir, ya que cuando nos agrada una experiencia, queremos repetirla y así nos garantizamos la vida mediante repetidos actos, como los actos alimenticios, reproductivos, etc.
El sistema de recompensa está conformado por distintas áreas específicas del cerebro:
He aquí un dato interesante, la música tiene la misma respuesta biológica que los estímulos más primarios. Es decir, cómo la percepción de sonidos, la supervivencia, la ingesta de comida y hasta ganar dinero (en el hombre moderno se registra el estímulo placentero de supervivencia al ganar dinero), tiene una equivalente respuesta física-química.
La música puede ser una gran terapia, como una biblioteca de temas musicales, cada canción sería un estado emocional diferente, de hecho lo son y según lo que trasmiten elegimos temas para cada momento particular. De la misma forma podría ser una gran ventaja utilizar la música para potenciar nuestras visualizaciones o conectarnos con nuestras profundidades.
Si vemos a la música como una herramienta que puede calar tan profundo en nuestra psiquis, podemos notar su gran poder de estabilizador; si estamos bien absorbemos mejor los nutrientes, estamos más ágiles mentalmente, nos sentimos con más energía y ganas.
En la evolución de la percepción auditiva, la música es el medio más antiguo de comunicación. Dado que el oído es el primer órgano sensorial, se desarrolla antes que el resto, desde la audición intra-uterina, (nunca dejamos de oír, estemos durmiendo o inconscientes). La sensibilidad auditiva y la aptitud innata no implican que sepamos distinguir las propiedades de la música, ni mucho menos reconocer tonos, modos e intervalos. Eso es menester de aquellos disciplinados en este arte.
Seamos musicos o no, el estudio desarrollado por el Dr. Zatorre nos lleva hacia un desarrollo intelectual e inteligencia emocional donde podemos establecer relación directa entre el ritmo y vida fisiológica, entre la melodía y la afectividad, y entre la armonía y la inteligencia humana. El canto también es un instrumento muy poderoso para transmutar el dolor y el sufrimiento en alegría y alivio.
El profesor Zatorre, nos ha contado acerca de los experimentos que se realizan para estudiar cómo el sistema de percepción llega a sentir placer.
Se utilizan equipos con imágenes cerebrales que generan un tipo de estímulo, mediante el método de resonancia magnética funcional que mide el nivel de actividad del cerebro durante un estímulo.
El cerebro, después de recibir los estímulos que son captados en tiempo real, se vincula con otras destrezas como las matemáticas, el lenguaje corporal, entre otras. El cerebro está formado por redes neuronales que en una acción inter-hemisférica, en momento de su realización y según la complejidad del reto musical, estamos manifestando una capacidad intelectual autónoma, según afirman los expertos.
“Dependiendo de lo que se quiera observar, en los experimentos se utilizan desde tonos puros hasta Piazzolla, cada tema tiene un significado diferente para cada persona, por eso a veces le pedimos al paciente que traiga la música que escucha. “ Explicó Robert Zatorre
La conclusión a la que podemos llegar es que, nuestro cuerpo nos indica a través del placer que sentimos al escuchar distintos tonos musicales que la música es tan importante para la supervivencia como los demás factores externos más primarios. La música tiene el poder de llevarnos a miles de puertos, si nos dejamos llevar por el tipo de música que elegimos, podemos sentir las emociones más envolventes que podemos experimentar, podemos inducirnos hacia muchas sensaciones, aquí la responsabilidad de cada uno de la emoción que elija sentir.
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