La noradrenalina estimula la liberación de grasas acumuladas y el metabolismo corporal. También actúa en el proceso de memorización y funcionamiento del sistema inmunológico.  Nos mantiene alertas.

Noradrenalina es la hormona que aumenta la reactividad de ciertas regiones cerebrales clave. Entre las que destacan aquéllas que estimulan los sentidos y ponen el cerebro en estado de alerta. Otras señales  se encargan de inmovilizar el rostro en una expresión de miedo. Paralizando al mismo tiempo aquellos músculos que no tengan que ver con la situación. Aumentando la frecuencia cardiaca y la tensión sanguínea y enlenteciendo la respiración. Dirigen la atención hacia la fuente del miedo y predisponen a los músculos para reaccionar en consecuencia. Simultáneamente los sistemas de la memoria cortical se imponen sobre cualquier otra faceta de pensamiento en un intento de recuperar todo conocimiento que resulte relevante para la emergencia presente.

Cuando existe un exceso de noradrenalina se da una exacerbación de la sensibilidad es que ante situaciones de estrés (como, por ejemplo, olores desagradables). Una frecuencia cardiaca mucho más elevada, un síntoma que sugiere que la noradrenalina está activando la amígdala y el sistema nervioso simpático. Una reactividad mayor en todas las manifestaciones del sistema nervioso simpático, desde la presión sanguínea hasta la dilatación de las pupilas y los niveles de marcadores de noradrenalina en su orina.

Efectos de la noradrenalina

El efecto neto de la noradrenalina aumenta la reactividad global de las áreas cerebrales que la reciben, sensibilizando los circuitos sensoriales. La noradrenalina baña el neocórtex, el tallo encefálico y el mismo sistema límbico, poniendo al cerebro en estado de alerta. En tales condiciones, hasta el más común de los crujidos de la casa puede hacerle temblar de miedo. La mayor parte de estos cambios tienen lugar de modo inconsciente, de modo que a veces ni siquiera registramos que experimentamos miedo.

Ese miedo puede transformarse en ansiedad inconsciente, si lo alimentamos con pensamientos al respecto. En este sentido, ordena a ciertas células del tallo encefálico que esculpan una expresión de miedo en su rostro, inmovilizando simultáneamente otros músculos que no tengan que ver con esa emoción, que aumente el ritmo cardiaco y la tensión sanguínea y enlentezca la respiración lo primero que se advierte es que súbitamente retiene la respiración para escuchar con más claridad el estímulo estresor.

Activación de los sentidos con noradrenalina

Se activan las áreas sensoriales de la visión, asegurándose de que los ojos enfocan lo que es más importante para la urgencia presente. Simultáneamente se reorganizan los sistemas de la memoria cortical para que el conocimiento y los recuerdos más relevantes para la urgencia emocional se recuerden más rápidamente y prevalezcan sobre otras vertientes del pensamiento menos relevantes.

Una vez que estas señales han sido enviadas, se torna consciente la tensión característica del abdomen, corazón acelerado, la tensión de los músculos que rodean su cuello y sus hombros o el temblor de sus extremidades, cuerpo inmóvil, mientras aplica toda su atención a escuchar cualquier sonido nuevo y su mente se dispara al acecho de posibles peligros y formas de respuesta. Toda esta secuencia —desde la sorpresa a la incertidumbre, la aprensión y el miedo— puede desplegarse a lo largo de un proceso que dura aproximadamente un segundo.