A continuación recorreremos los supuestos de sentido común para la escucha planteados y que nos dice la filosofía al respecto; basándonos en los escritos de Rafael Echevería.
El sentido común es el menos común de los sentidos
Refrán Popular
Escuchamos lo que la gente dice (Sentido común)
Nosotros interpretamos lo que la gente dice. Es decir escuchamos en la forma en la que oímos e interpretamos; a veces sucede que más allá que el contenido que escuchamos también vamos a tener en cuenta el tono de voz, su corporalidad, como gesticula, la respiración, como salen las palabras en función que sea con voz entrecortada o continua.
El poder escuchar a otro tiene implícito el respeto como valor, esto lo hacemos aceptando al otro como diferente, como legitimo otro, en palabras de Humberto Maturana.
Si los seres somos sistemas cerrados, en los cuales no pueden representar el medio donde se desarrollan, el escuchar se plantea como un ejercicio de apertura al sistema, como parte de la capacidad de observación e interpretación. Como individuos somos iguales por nuestro «ser ontológico» (genérico), ya que compartimos las formas de ser humanos, y también somos diferentes entre nosotros, como «personas» resolvemos los enigmas de la vida de diferentes maneras.
El ser ontológico nos permite escuchar y entender, y a su vez el escuchar se vuelve fundamental en función de nuestras particulares diferencias. Cuando escuchamos lo hacemos desde nuestro compromiso actual con el mundo en el que vivimos.
Detrás de las acciones de la gente subyacen sus intenciones (sentido común)
Para las intenciones escuchamos más allá de lo que se dice, escuchando también las acciones implícitas al hablar.
La pregunta que nos lleva la intención de lo que se está diciendo es ¿para qué…? Esto nos ayuda a acercarnos a la intención o bien por lo menos que el coachee pueda darse cuenta de su intención detrás de las palabras.
La intención nos ayuda a llevarnos a la acción. Las intenciones residen en nuestro consciente o mente. Son las razones que llevan a la acción, según los racionalistas. Si tomamos a Sigmund Freud hace una referencia a las intenciones conscientes y a intenciones inconscientes.
Podemos concluir que más que una intención desde Martin Heidegger se trata de una inquietud, entonces actuamos en función de una inquietud. Una inquietud es una interpretación que confiere sentido a las acciones que realizamos. La inquietud es también aquello que nos hace cargo cuando hablamos.
Actuamos según cómo somos, lo que implica que nuestro ser, la persona que somos, precede a la acción
Suponemos que las acciones surgen como respuesta a un motivo o intención. Desde el racionalismo una acción que es coherente con su intención o razón es racional.
Para Nietzche el sujeto que realiza la acción no puede separarse de la acción, cuando actuamos (tomamos hablar y escuchar como actos) estamos constituyendo el yo que somos.
Las acciones incluyen actos públicos y privados, esto incluye conversaciones públicas y privadas. Esta diferenciación no implica que el ser esté separado de sus acciones.
La resolución propuesta por Martin Heidegger se trata de una inquietud, entonces actuamos en función de una inquietud. Interpretaciones que le dan sentido a nuestras acciones.
La diferencia básica entre intención e inquietud es que las intenciones son historias que nos contamos como las razones de una acción, mientras que las inquietudes son la interpretación que le damos a las acciones.
Esta interpretación que realizamos puede abrir o cerrar posibilidades. Las inquietudes residen en el que escucha,
Dentro del acto de escuchar se pueden definir varias acciones, las acciones locucionarias, (tiene relación con lo que se dice), las ilocucionarias (lo que se ejecuta cuando se está diciendo algo – acto lingüístico que se ejecuta).
Acciones prelocutorias, efectos de los que se dice (emociones y sentimientos generados en el decir). Además de las definidas anteriormente se pueden dar, la acción global involucrada, esto que la acción ilocutoria que identifiquemos puede formar parte de acciones más complejas y la acción asociada, que puede o no ser lingüística.
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