Compartimos una nueva nota de Maru Duró en su laboratorio pedagógico.

Si bien estoy convencida de que la ÚNICA forma de pacificar, igualar, integrar, sanar y mejorar la sociedad en que vivimos es la inclusión, la forma en la que ésta

se está llevando a cabo en nuestro país está más cerca de convertir a las escuelas en replicadoras de violencia social más que en su tan esperado antídoto.

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La obligatoriedad de educarse tanto en el nivel primario como secundario ha tenido como correlato el arrivo masivo a las escuelas una multitud de chicos y adolescentes que constituyen la primer generación de su grupo famililar en recibir educación formal de algún tipo, y al ser ésta forzada, de buenas aprimeras, por el Estado, ha implotado en las instituciones las cuales carecieron y carecen de recursos, tanto materiales como simbólicos, para implementarla y sostenerla exitosamente.

Las escuelas actuales, que emergieron en el siglo XVIII, no están preparadas para dar respuesta a todas las problemáticas que suscita el hecho que TODOS los jóvenes, de TODOS los sectores sociales, con TODOS sus bagajes culturales convivan bajo el mismo techo durante las extensas jornadas escolares.

No me malinterpreten, yo creo firmemente que ningún ser humano debe ser excluído del sistema educativo, pero este tipo de inclusión es perversa porque repite puertas adentro del colegio la exclusión tal cuál y como se vive en el espacio público.

Dentro del salón cada grupo tiene SU territorio y fuera del salón, el patio ostenta fronteras invisibles y el kiosko de la escuela profundiza las diferencias entre los que pueden elegir qué merienda comprar, los que llevan el tupper desde casa y los que sencillamente no comen.

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Yo trabajo como preceptora en una escuela pública que por diversas desinteligencias no tiene un plan de Copa de Leche. Y aquí, en el sur de la Provincia de Santa Fe, donde abundan los campos prolíficos que nos dieron el apodo de «Granero del Mundo» el hambre, paradógicamente, se ve.

Incluir amontonando niños y adolescentes en un mismo espacio para que nadie pueda verlos en la calle no frena la delincuencia, (los chicos se roban entre ellos y a los docentes dentro de las escuelas), no frena las adicciones (cada vez más son los jóvenes que ingresan al esteblecimiento escolar habiendo consumido drogas ilegales o legales conseguidas ilegalmente o consumen dentro de la escuela), no frena el narcotráfico (los “soldaditos” obligados a concurrir a los colegios venden en las escuelas, en veredas, en patios, en baños, en aulas).

La inclusión no borra las diferencias sociales porque no llega a cubrir falencias que la escuela no puede borrar: un niño o adolescente, para poder aprender necesita estar alimentado y sano, necesita ropa, hábitos de higiene y de sueño y vigilia. ¿Qué le puede importar a un niño o niña o adolescente abusado/a, golpeddo/a o simplemente carente de afecto hasta el entumecimiento emocional e intelectual lo que es una recta o un predicado verbal compuesto?

Las Escuelas y los Docentes no tenemos recursos para salvar esas brechas que cada día vemos con estupor acrecentarse dentro de cada aula.

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La Educación Pública NO ES Gratuita, es no arancelada, que no es lo mismo. La Educación Pública cuesta mucho dinero que sale del bolsillo de hombres y mujeres de bien que contribuyen con sus impuestos. Decirles a ellos que se necesita más presupuesto en Educación es casi encender un fósforo en un depósito de pólvora. Personalmente no creo que se necesite tanto mayor inversión como mejor inversión. Lo que necesita la educación pública para que la inclusión no sea sólo un slogan de campaña de un partido político, es una mayor cantidad de ideas, una reforma educativa en serio, que dé desde el nivel inicial respuesta a todos y cada uno de los sectores que habitan las escuelas. Para que una verdadera educación inclusiva de calidad sea posible, la escuela nueva debe nacer de la comunión de ideas no sólo de los actores del mismo sistema educativo, sino también de las familias,  el ámbito médico, el mercado laboral, la justicia, etc. La Escuela ya no puede ser un mero espacio donde se transmiten conocimientos sino que debe evolucionar como el lugar donde ser forman y re forman los sujetos que, a su vez formarán y re formarán la sociedad.