En esta oportunidad proponemos   una serie de claves para programar nuestra mente y así potenciar la prosperidad, profundizando el concepto a través del enfoque sobre el liderazgo y el descubrimiento de la intención positiva.

La prosperidad es un término que vale la pena desglosar para comprender mejor su significado y anclarlo a nuestro mundo más presente y consciente.

La prosperidad es la suma de los factores: salud, dinero y relaciones que, equilibrados equivalen a la prosperidad en nuestra vida diaria

En este caso es hacemos hincapié en el factor dinero, porque si nuestra economía está estable podemos generar y mantener mejor nuestras relaciones (vínculos afectivos) y nuestra salud.

Una cita Lair Ribeiro nos ilustra el concepto de prosperidad a través del su factor componente, el dinero: «el éxito económico significa que nunca tengas que hacer algo que no quieras y nunca dejar de hacer lo que te gusta por dinero»

Siempre hay técnicas y consejos que describen los posibles caminos para lograr un objetivo. En este caso proponemos siete claves para aplicar en función de potenciar nuestra prosperidad.
Para iniciar cualquier objetivo es de gran ayuda y eficacia generar o abandonar los hábitos necesarios para lograr la prosperidad, como dejar de consumir programas que manejan información negativa o trivial como el noticiero, o programas de chimentos. Aquello que nos aleja de lo que queremos.

En segundo lugar deberíamos identificar con claridad nuestro sistema de creencias. Las creencias son las que programan nuestro cerebro, es como una aplicación a nuestro software. Es Preciso saber en qué creemos para hacernos conscientes de las creencias que nos hacen crecer diferenciandolas de las que funcionan como virus para nuestro sistema.
Las preguntas son una buena herramienta para darnos cuenta qué es lo que realmente nos pasa con determinado asunto.

Ahora mismo puedes preguntarte: ¿Qué es lo que creo del dinero? ¿Qué es lo que me sucede cuando pienso en grandes cantidades de dinero? ¿Qué me sucede cuando me imagino siendo rico?  ¿A qué recuerdos me remite todo este planteo?

Ahora es importante, desde la visualización, volver hacia una mirada más abarcadora; por ejemplo : si fueras rico, ¿Cómo te sentirías con tus amistades y familiares teniendo todo ese dinero?

A fin de cuentas la prosperidad también se compone de salud y  relaciones, por lo tanto también habría que incluir estos aspectos a nuestras preguntas auto reflexivas.
Si tu salud no está integra, ¿Qué sentís cuando pensas en esas falencias físicas? O si estás en conflicto con tus relaciones, pues preguntarte en qué contribuís para que tu situación social  esté como está.

En esencia todo gira en torno a la pregunta clave que luego se termina haciendo eco en cada área de nuestra vida: ¿Qué es lo que creo?

A modos de ejemplo ilustrativo; si creemos que el dinero en verdad es malo, o si en el fondo sentimos que, las personas que tienen mucha riqueza en realidad son deshonestas, entonces en forma inconsciente operamos de tal manera que evitamos tener dinero o cuando lo tenemos, lo perdemos rápidamente en nuestra forma de emplearlo.

Reconciliarnos con nuestros progenitores es una de las claves que mas profundamente está ligada a la prosperidad, en especial la relación que se tenga con los padres.  Los fundamentos de la prosperidad existen en nuestra psiquis desde la infancia, cuando éramos educados por  nuestros padres.
La consciencia de las relaciones y la salud, son formadas desde la imagen materna, mientras que la consciencia de la acción (el trabajo), que se termina manifestando en dinero, es confirmada desde la imagen paterna.
En este sentido es importante equilibrar o restaurar estos lazos, para sentir paz mental, siendo estos vínculos muy sanadores para nuestros fundamentos psicológicos que naturalmente nos impulsan hacia la prosperidad.

Por ejemplo, si por nuestro trabajo generamos más dinero del que han podido tener nuestros padres,  quizás sintamos, inconscientemente, qué por esa razón somos más que ellos, por lo que  generalmente surge el sentimiento que responde a esto como: «no quiero ser más que la persona que me crío».
Lógicamente puede que nos sintamos incómodos y lo volvamos inconsciente para que no moleste.

No nos debe de extrañar cuando un abrazo, una charla afectuosa o algunas palabras de aliento, logren sanar viejas heridas. Actitudes de este tipo, pequeño gestos o grandes acciones comunicativas al interior del vínculo padre-hijo, han destrabado grandes conflictos empresariales.
El concepto nuclear es, resignificar creencias que nos obstaculizan para ser totalmente plenos. En nuestra mente todo está vinculado. Aunque parezcan temas paralelos, en realidad están tan estrechamente interrelacionados , porque dependen de nuestra consciencia de querer estar equilibrados y plenos para poder funcionar con eficacia.

Hacer circular el dinero es otra de las claves, aquí se propone el concepto de compras constructivas. Se trata de auto regalos satisfactorios, que no tienen que ver con una justificación para comprar caprichos incosteables, sino que apuntan a ser el auto reconocimiento por el esfuerzo del trabajo que realizamos, mediante el hecho de poder hacernos conscientes que merecemos esa auto recompensa.

La circulación del  dinero aborda otros aspectos como el dar sin esperar recibir, por ejemplo las obras de caridad en cualquiera de sus facetas. Esto nos conduce al estar dispuestos a recibir de forma constructiva.
Dar para poder recibir es la piedra angular para la circulación del dinero.

Si el inconsciente  entiende que si recibimos dinero, podemos producir más (en beneficios, materialidad, estabilidad y todo lo que en definitiva mantiene vivo  el circuito de la prosperidad), para nosotros y los que nos rodean, cooperando y alimentando la prosperidad de los demás y por lo tanto de la sociedad que los contiene.

El dinero fluye por derecho de consciencia, es decir la postura mental que la determina. La prosperidad es  estar abiertos y sentir un profundo agradecimiento interno, que nos permita saber dar y confiar en esa circularidad que nos libera de sentirnos  incómodos o poco merecedores al recibir.

El otro factor sería enfocarnos en pensamientos positivos dado que son la ayuda que necesita inconsciente para mejorar la capacidad de prosperar, porque de esta manera estamos programándonos.
Para configurar una verdadera herramienta de dirección, de constante emanación positiva, podes estar comenzando por:

  •      Festejar tus logros siempre, por más pequeños que te parezcan.
  •     Agradecer lo que tenés. Si crees que no te alcanza con lo que tienes ahora, vas a trasladar ese pensamiento cuando tengas más.
  •      Por eso también agradece lo que recibís, aunque te parezca poco, porque si te parece menos de lo que crees merecer, entonces vas a tener una respuesta interna de enojo, y esto educa al inconsciente que asocia  directamente al dinero con la respuesta interna negativa (enojo). Predetermina nuestra postura mental, nuestras creencias. En efecto si hacemos buenas asociaciones, si significamos el dinero como un agradecimiento en materia tangible, nos encaminamos en la abundancia, en el tipo de pensamiento que genera prosperidad.

El otro paso es potenciar el autoestima, que es la clave máxima para todos los aspectos de la vida.
Tener alta autoestima permite entender que somos merecedores de todo lo que nos llega, lo bueno y lo malo. Si somos responsables de lo malo, entonces podemos hacernos cargo como la única forma posible para modificarlo; también somos responsables de lo bueno, y entonces somos merecedores.

Al sentirnos merecedores, el dinero llega y permanece y los vínculos aparecen y o se fortalecen.
El autoestima está determinada por el grado de creencia que tenemos sobre nuestra capacidad de lograr un objetivo.
Las relaciones constructivas tienen un enorme poder en nosotros, por eso este ítem nos recuerda la importancia que tiene nuestra libertad de elegir lo que mejor nos haga.

Otra clave fundamental es  cancelar las deudas emocionales que se generaron por vivencias fuertes, desagradables que nos hicieron  o que  hicimos pasar a alguien.
Por ejemplo, si nos encontramos  compitiendo por un puesto de trabajo, con un compañero al que apreciamos y tenemos una buena relación, y finalmente ganamos el puesto, pero en el fondo nos sentimos mal por el compañero que no lo obtuvo, en ese momento se genera una deuda emocional. Quedando atrapados
entre sentimientos encontrados, intentamos saldar esta deuda de alguna forma: la deuda emocional no tiene un valor fijo y tangible, sin embargo terminamos queriendo saldarla con dinero, o algún tipo de regalo, beneficio, creyendo (inconscientemente) que estamos saldando esa deuda emocional.

La última clave es apreciable a mediano y largo plazo, y cuando vemos lo que sucede, nos damos cuenta que quizá esta sea la clave maestra. Se trata de ayudar a tu comunidad y al mundo.
Aquí volvemos al concepto de prosperidad a través de las relaciones, como intercambio permanente entre nosotros y el mundo y en una nuestra realidad más cercana, la comunidad a la que pertenecemos.
Se trata de generar valor para la comunidad, para el mundo, que no significa acumular dinero, sino que es a través de él que generamos valor.

LA INTENCIÓN POSITIVA

Saber cómo funciona nuestra naturaleza es importante para guiar nuestros actos hacia la prosperidad.
Aunque no nos demos cuenta, y lo sepamos, la mente opera siempre con una intención positiva.
Todo comportamiento se genera de esa intención inicial positiva que proviene del inconsciente; el inconsciente necesita realizar su causa noble a través de actos.

Muchas veces estos actos los aprendimos en su momento para llevar a cabo acciones, de la mejor manera posible, que se terminaron transformando en hábitos.
Sin embargo después de un tiempo, y en un contexto diferente, eso que aprendimos ya no es adecuado, constructivo o bueno, por lo tanto tenemos que reeducarnos para que podamos tener actos más creativos, lo más afinados posible con nuestra intención positiva.

Por ejemplo, el berrinche de un niño para conseguir algo, luego de adultos ese comportamiento ya no es válido.

  1. Hay cuatro tipos fundamentales para poder canalizar eficientemente la intención positiva:
    evitar erradicar la conducta identificándola como un enemigo, si no como una parte tuya que te quiere ayudar y está haciendo lo mejor que puede con las herramientas que dispone.
  2.  identificar la intención positiva conectándote con tu cuerpo y con tu alma. En posición sentada, con los ojos cerrados, pedirle a tu inconsciente que revele la intención positiva de esa conducta.
  3. imagina cómo sería tu vida sin esa conducta contraproducente, y sobre lo que perderías y lo que ganarías trasladando el foco de atención del «por qué» al «para qué». Pedirle a tu mente las herramientas creativas para canalizar correctamente la intención positiva.
  4. Visualízate en una situación con el nuevo comportamiento. Éste es uno de los vehículos más directos hacia las realizaciones.
    Cuando te imagines la situación, la imagen debe ser lo más vívida que la pueda sentir. Es decir, imaginar todos los detalles, sin pasar por alto los colores, los olores y por sobre todo, el sentimiento. Viví la situación en primera persona, vos sos el protagonista. Magnífica todas las sensaciones que tendrías y sentí la sensación de haber tomado el control de tu vida, verificando lo No funcional y visualizando el objetivo repetidas veces al día.

Aunque caigamos en frustraciones, siempre podemos resurgir conectándonos con nosotros mismos. Enfrentandose con los miedos y rescatar lo que verdaderamente importa: nuestros sentimientos y emociones que terminan en gran medida en el cómo nos movemos.

«Ser seres más emocionales que pensantes» Dr. Robert Rosler