Prosperidad, coaching, programación neurolingüística, neurociencias.

La prosperidad absoluta, definida y categorizada en diferentes áreas, está vinculada a un éxito balanceado y equilibrado que una persona adquiere en su vida. Aquí, las claves de un bienestar que puede alcanzarse con optimismo y perseverancia, resultando fundamental la energía que se invierta en todo aquello que nos llena de regocijo.

La definición de prosperidad absoluta

Una vida plena es posible si se tiene en cuenta la importancia de varios aspectos que componen la existencia cotidiana. Áreas que se relacionan con lo económico, profesional, cultural, social, espiritual, familiar, sexual, físico, salud y pareja.

La clave está en hallar una visión armónica de estas cuestiones, sin exacerbar la importancia en alguna, ya que cada una forma solo una parte de un círculo que hay que fortalecer.

 Lo interesante de homogeneizar dichos aspectos en un sólido sistema que los entrecruce integralmente favorece a un desenvolvimiento fluido y satisfactorio que produce grandes resultados.

 El error de jerarquizar con cierta vehemencia un área, vinculándola con la identidad de un modo extremista, como si fuéramos solamente eso y lo único importante de la vida está allí (por ejemplo la pareja, el dinero o lo profesional) desprotege las otras restantes y potencia negativamente una sola. Esto puede resultar perjudicial porque se le impregna una carga muy intensa a un orden y se olvida que somos un conjunto de unidades, elementos y aspectos diversos y ambiguos, todos igualmente relevantes.

 Observar cada uno de estos componentes con similar interés reduce, por un lado, el peso semántico que se le impone a un área jerarquizada, eliminando tensiones innecesarias; y facilita, por el otro, a un óptimo funcionamiento de los otros aspectos, algo que es muy preciso porque cada uno es fundamental.

 El éxito está en darle su justa medida a cada cosa, ni más ni menos, con el objetivo de enriquecer la vida de emociones, momentos, conductas, sensaciones y experiencias, como así también de combinar una vida interior y una vida social, reflexionar y a la vez dejarse llevar por ciertos impulsos necesarios.

La energía y la pasión

Lograr conectarnos con una vida integral y plena se efectúa, primero y principal, cuando se encuentra aquello que nos llena de placer. Esa actividad, que puede ser artística, deportiva o relacionada a cualquier carrera laboral, es el motor que alimenta la cotidianeidad. Por ejemplo, un escritor que se llena de regocijo en cada palabra, tiene que depositar allí la energía y la pasión que le adquiera felicidad en los otros planos (económico, social, familiar, etc). Es un círculo que fluye y contagia. Si a esa persona le gusta escribir y el placer lo encuentra con cada oración, hay que buscar el modo de trasladar ese momento de paz y armonía a los otros aspectos mencionados. Así, si hace lo que le gusta, lo hará con pasión y desde la pasión nacen los verdaderos logros. La pasión es esfuerzo, trabajo y dedicación, pero, a la vez, está relacionada con lo placentero y satisfactorio. Eso garantiza un éxito, sea el que sea, porque llena el espíritu. No hay nada más lindo que hacer lo que uno quiere en la vida. Por eso es importante enfocar ahí la energía, en el lugar acertado, donde uno quiere llegar.

 Seguir ese camino, asumiendo los obstáculos y dificultades, es una tarea que se tiene que realizar con optimismo y perseverancia, dos palabras que funcionan como guía predilecta para aquellos momentos en los que las situaciones se tornan desfavorables.

 Encontrar algo que a uno le guste en la vida tiene que ser un viaje de ida. No renunciar ni abandonar nunca, por más complejo que resulte. Hay que creer, intentar, confiar. Siempre con voluntad y paciencia, con la energía y la pasión como herramientas imprescindibles.

La valoración de las cosas

Otra cuestión sumamente relevante para alcanzar una vida plena es valorar cada minuto. El peligro de estar inmersos en una naturalización casi robótica de los instantes, minimizando detalles cotidianos de enorme importancia (como el desayuno, una charla con familiares, un café, etc) como si fueran monótonas expresiones vacías e irrelevantes que se consumen en la intrascendencia, genera una vida apática y deslucida.

 Cada día es único e irrepetible y la vida no es eterna. Por eso hay que valorarla, disfrutarla, llenarla de sentido constantemente. Al igual que con la energía y la pasión, con la valoración de las cosas se puede lograr un equilibrio ideal para la prosperidad absoluta.

 Este sentimiento de disfrute es relevante para desarrollar cualquier actividad. Es una actitud. Si uno valora lo que tiene y goza con cada momento, con cada cosa que le gusta hacer, desde una comida hasta una charla, adentrándose en la plenitud del hecho, los beneficios serán elocuentes.

 Por lo visto, la prosperidad absoluta puede lograrse. Con optimismo y perseverancia, con energía y pasión y valorando cada detalle, fundamental para edificar las grandes causas. Solo desde allí, desde esa edificación permanente de las pequeñas cosas que se transforman en monumentos arquitectónicos gigantes, se encuentra el equilibrio justo, el éxito rotundo, la armonía indestructible.

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