Las palabras pasan desapercibidas y nos acostumbrarnos a no dar importancia al “valor de la palabra”. Sumergidos en la vertiginosa vida cotidiana solo pensamos en productividad, eficacia y en llegar a fin de mes no solo económicamente sino con las metas que nos propusimos ya cumplidas.
Chajet nos habla de “malezas mentales”, haciendo hincapié en concepto que la naturaleza tiene asimilado hace siglos a la hora de cultivar, las malezas que atacan a los cultivos, algunas más otras menos agresivas pero que a veces llegan a asfixiar a lo sembrado por no eliminarlas a tiempo. En el campo, las malezas son las plagas que se aprovechan de las plantaciones absorbiendo tanto sus nutrientes como su energía vital para desarrollarse en su máximo esplendor.
Explica la psicóloga Débora Chajet (autora, junto con su hermana Susana Chajet, del libro próximo a salir que aborda detalladamente esta temática) que en nuestra mente, en nuestros pensamientos hay ciertas palabras actúan de manera tan contundente como las “malezas en la siembra”. Nuestro cerebro carece de sentido del humor, cada vez que aparecen estas palabras nocivas denominadas “malezas mentales” van minando nuestro pensamiento y nuestra visión de la vida de una manera casi imperceptible. Sabemos que algo sucede, pero no nos detenemos a pensar que somos nosotros mismos los que, a través de las palabras que empleamos o de nuestros pensamientos, vamos minando nuestra potencialidad, y por ende, nuestro futuro.
Dentro de su estudio realizado, se pueden apreciar cómo fue denominando, de manera similar a las malezas de los sembrados, las “malezas mentales” más comunes que crecen en nuestra mente. Al poder apreciar detenidamente como es el proceso de las plagas en los sembrados, es que comenzó a descubrir su similitud con la proliferación de los pensamientos negativos y destructivos en nuestra mente. Luego de varios meses de investigación y estudio, pudo lograr comparar de manera exitosa, como el proceso que invade a las plantas en el campo es idéntico al proceso que llena nuestra mente de pensamientos negativos.
Pudo ver como existen malezas sumamente resistentes junto a otras no tan agresivas. Para poder identificar qué tipo de maleza va minando nuestro pensamiento debemos hacer lo que hace el agricultor: tomar conciencia de su existencia e ir viendo cómo se desarrollan evitando que crezcan y minen nuestras vidas. Tanto las simples plagas como las malezas más resistentes, van limitando nuestro rendimiento y por ende, no nos permiten desarrollar plenamente nuestras potencialidades.
Una forma de poder saber si poseemos este tipo de plantas mentales parasitarias es analizar si estamos viviendo plenamente nuestras vidas, si estamos dirigiendo nuestras energías hacia nuestras metas y si somos capaces de sortear los inconvenientes o contratiempos naturales sin salirnos del camino elegido.
Al basar su estudio en la agricultura y en las plagas que azotan a los sembrados, Chacón fue identificando cada maleza mental identificándola con un nombre propio que les otorga identidad y nos permite identificarlas cuando nos afectan en nuestros pensamientos.
Entre la malezas más comunes que hallamos en la mente de las personas esta la “blanqui-negra”: este tipo de maleza que se caracteriza físicamente por sus florcitas blancas y negras, no permiten a preciar los diferentes matices que posee nuestra vida. En nuestro pensamiento se manifiesta como una dualidad perfecta, las cosas son blancas o negras, son de esta manera u otra totalmente contraria, están conmigo o están en mi contra.
Producen tanto desgaste emocional con una fuerza impresionante a la hora de combatir nuestros buenos pensamientos. Nos hacen perder el real significado de la vida, otorgándonos una visión en blanco y negro no solo de todo lo que nos sucede sino de todos los acontecimientos que vivimos diariamente. Así, si no la detectamos a tiempo, no solo minarán nuestros proyectos sino nuestras ganas y energías de vivir.
Al no poder adaptarse a los diferentes matices de la vida, sorteando dificultades o inconvenientes comunes en toda vida de relación, nos van opacando por dentro y nos va quitando ganas y energías para vivir. Debemos aprender a identificarla y ser elásticos en nuestras decisiones y ante los pequeños retos que la vida nos presenta diariamente.
Otra maleza que es muy poderosa a la hora de devorar nuestras energías es la “adivinatia”, desprovistos de todo contenido o indicio concreto, la persona que ve minada su mente por esta maleza solo piensa que el mundo está mal o que todo lo que sucederá será nefasto. Así, comienza de a poco a sentir que todo lo que imagina es real: cualquier demora en el tránsito es producto de algo sumamente malo que está sucediendo, va, lentamente, perdiendo la objetividad. Si bien es cierto que en determinadas circunstancias hay cierta probabilidad de que algo resulte mal, el porcentaje de posibilidades de que resulte bien en sus pensamientos no existe.
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Este tipo de maleza, “la adivinatia”, tiene otras subespecies tan o más dañina que ella: “la adivinatia panicoide”. Cuando esta maleza ya se instala en nuestros pensamientos, todo lo que sucede no solo es malo, sino que está dirigido contra su persona. La combinación perfecta entre adivinatia y pensamiento negativo. Todo su pensamiento se centra en que no existe nada en este mundo positivo y que todo lo que sucede es deliberadamente hecho en su contra. Así, comienza a ver con malos ojos a cualquiera que la contradiga o simplemente, una simple mirada se convierte para ella, en una ofensa del otro para con su persona.
Pero no nos preocupemos tanto, existen maneras de poder estar alertas y ver qué sucede con nuestros pensamientos. Como un buen agricultor, nosotros podemos ir cuidando nuestros pensamientos y ver qué sucede cuando nuestra visión de la vida comienza a teñirse de negatividad. Muchas veces, el estar atento, el curiosear en nuestra mente para ver qué es lo que nos está pasando, porque estamos pensando lo que pensamos, nos permite estar atentos para combatir, ante la primera manifestación de existencia de malezas, quitarlas y suprimirlas sin necesidad de sufrir o padecer su negatividad.
El estar siempre con proyectos nuevos, llenarnos de endorfinas ya sea por nuestra alimentación, haciendo ejercicios o simplemente disfrutando de las cosas bellas de la vida es un potente desmalezado y si, aun así nos sentimos invadidos, podemos recurrir a herramientas que nos permitan vivir plenamente en equilibrio y salud psicofísica.
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