Comunicación con tus hijos, neurociencias, programación neurolingüística
La comunicación con tus hijos es un aspecto fundamental para considerar en la paternidad, quizá de los más relevantes. Aquí las técnicas más recomendables de las neurociencias y de la programación neurolingüística para mejorar el vínculo familiar. Acompañando a los hijos en su crecimiento y desarrollo.
La importancia de comunicarse
Para el ser humano, la comunicación es imprescindible. Poder expresar necesidades, ideas, pensamientos, ayuda a un óptimo desempeño personal y mejora las interacciones personales. Con los hijos pasa exactamente lo mismo.
La vorágine cotidiana y los tiempos vertiginosos suelen generar una escasa comunicación con tus hijos, produciendo un vínculo limitado, que repercute en la conformación de la identidad del pequeño.
Consideremos que los chicos absorben y copian los modelos familiares, resultando primordial la manera en la que cada padre se comporta para consolidar la educación de sus hijos. Las neurociencias se enfocan en el concepto de “neuronas espejo”, es decir, que cada niño copia y reproduce con total fidelidad lo que visualiza de sus padres. Si un padre quiere que su hijo tenga una determinada línea de conducta pacifica, solidaria y comprensiva, puede prestar atención a sus conductas, que funcionan para los niños como un espejo.
Incomunicarse con los hijos puede generar poco deseo de interacción en los niños, al imitar la incomunicación de sus padres, y el hecho de no comunicar les puede ocasionar represión de sus necesidades, ideas y pensamientos.
La programación neurolingüística elabora una serie de interesantes y efectivos tips para focalizarse en solucionar lo mencionado, con la prioridad de comprender a los niños, de escucharlos, de ser creativos y flexibles para atender sus necesidades.
Las principales técnicas
Cada técnica es importante y tiene su efectividad empíricamente probada.
Aprender la forma en la que un hijo percibe el mundo para usar su percepción para comunicarte con él. Comprenderlo, considerar sus creencias, estar acorde a su visión del mundo y desde allí generar una mayor interacción.
La segunda se vincula con escuchar a los hijos atentamente. A veces, los padres están pensando en otra cosa o haciendo algo, sin registrar lo que dicen. Dedicar toda la atención aunque sea unos segundos y en forma activa ayuda muchísimo.
Aprovechar estados de trance natural para pedirles las tareas que uno quiere que hagan, como bañarse, por ejemplo. Cuando están estimulados mientras juegan, uno de los estados más eficaces y productivos para realizar pedidos de determinados deberes cotidianos.
Conocer las preferencias de los hijos, respetarlas y utilizarlas para hablar el mismo lenguaje. Esto genera que la comunicación sea más sencilla. Interesarse en la temática preferida de los chicos produce un acercamiento más íntimo, un deseo de compartir nuevas experiencias junto a sus padres.
Juego de inversión de roles, una opción que produce beneficios desde varios aspectos. Primero, por el simple hecho (y no menor) de que es una experiencia divertida, una actividad que los hijos y los padres pueden realizar juntos, un momento de risas, alegría y entretenimiento familiar. Pero, además, se convierte en una alternativa ideal y óptima para observar la visión que los hijos tienen de sus padres, cual es la representación mental que se hacen de ellos, sus ideas al respecto, que piensan de sus padres, cuál es su percepción genuina que predomina en los pequeños.
Conclusiones Finales
Apagar el celular, es imprescindible para generar una mejor interacción vincular entre todos. El celular obstaculiza esos mínimos instantes para charlar. Compartiendo una comida, priorizemos ese momento familiar y abandonar la desatención hacia un otro con el constante uso del celular.
Si a los hijos simplemente se intensifica la atención hacia ellos, los resultados positivos estarán a la vista. Esos momentos deben respetarse, valorar el espacio. La exclusividad hacia los hijos es importante, para sentirse comprendidos y escuchados con plena atención, dedicación y entusiasmo. Esa es la clave para que los padres puedan edificar una relación más cercana y fluida.
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