Cuatro ejes nos definen: Arriba, abajo, al centro y adentro.

 

Comentarios sobre la Mente Holográfica, por MD Robert Blavatsky.

 

Un hombre charla con otro. De repente abre sus palmas y extiende los brazos, comprimiendo y descomprimiendo el espacio entre sus manos. ¿Está sufriendo una Apoplejía Plaza Francia de mimo grado 3? ¿Es dueño de un bandoneón invisible?

A menudo nos preguntamos,

¿Por qué al hablar, la gente gesticula como si se encontrara en un video de El Símbolo?

La mente holográfica, he ahí la respuesta. Un componente integral de nuestra programación neurolingüística, dos términos combinados de modo tan poético que no puedo evitar recordar y compartir aquellos versos de Neruda [1]:

Un barco viene trayendo
ruidoso,
la mar y su canción mística.
Disculpa si hago aspavientos,
es mi
programación neurolingüística.

El modo en que organizamos la información, mediante gestos y movimientos, en el espacio fuera de nuestra mente, conforma un campo que se ha dado en llamar “la mente holográfica”.

Por ejemplo, digamos que Raúl González, nombre ficticio (ninguna relación con mi cuñado que me adeuda cuatro mil pesos a raíz de sus problemas con el juego), ha ido al hospital para recibir los resultados de unos estudios. El doctor neurólogo Jaime Pucheta (inexistente conexión con el homónimo terapeuta que me cobró diez mil pesos para sacarle a mi cuñado su adicción al juego mediante terapia láser) le comunica lo siguiente:

–Los resultados son excelentes, usted cuenta con un cerebro totalmente sano.

La reacción de Raúl es alzar la vista y desplazarla a la derecha, depositándola en un punto cercano. Esto se debe a que el 80% de las personas identifican la derecha, el plano superior y lo inmediato, como BUENO y REAL.

Pero imaginemos que la respuesta es:

–Los resultados son excelentes, tanto que nos hemos convencido de que usted posee un cerebro mutante, herencia genética de una encarnación como emperador de la Atlántida.

En este caso la reacción de Raúl es observar hacia arriba y a la derecha, pero su vista se posa, ahora, sobre un punto lejano más allá del horizonte. Esta es una reacción común, identificada con un estímulo BUENO e IMAGINARIO, cuando no, BUENO y PROPIO DE LA DEMENCIA.

Nuevamente no puedo evitar recordar un poema que Neruda dedicara a su primera esposa, Lali Donoso. Más específicamente los versos finales[2]:

Tu nombre es Lali
y loca quedaste.
Tu nombre es Lali
y La Limaste.

Volviendo al tema espacial en relación a la calidad de información que recibimos, la gran mayoría suele ubicar aquello negativo, a la izquierda y abajo.

Así sería si imaginamos que la respuesta del doctor es:

–Los resultados de los estudios son excelentes, al menos para quien le habla. Van a ponerle mi nombre a su enfermedad.

El campo que habitamos y donde nos movemos, es moldeado por nuestros pensamientos. Pero este es un canal de ida y vuelta. Por eso influenciando de modo positivo sobre él, estaremos haciendo lo mismo con nuestra consciencia.

Acerca de esto puedo recordar la experiencia que viví en el retiro de privación sensorial y meditación, Ciega, sorda, Buda, celebrado todos los años en Punta del Este.

El maestro Sri Swami Desikiaisishas se proponía demostrarnos la ventaja de usar cuencos tibetanos a la hora de moldear el campo. Dicha explicación era por medio de señas, ya que el pedagogo venía sosteniendo desde hacía ocho años un voto de silencio, sólo interrumpido por el falso gol de Higuaín contra Alemania. Cuando el maestro se dio vuelta para buscar los cuencos, observó que su aprendiz estaba usándolos para hacer dulce de leche con leche condensada, a baño maría.

Los presentes notamos que esto le cayó mal, a Swami Desikiaisishas, pero su mente holográfica superior nos dio a todos una lección.

En vez de apretar el puño y golpear el aire enfurecido, en dirección a la izquierda y abajo, el maestro elevó ambas palmas hacia su derecha, abiertas y ligeras. Luego dio un regalo a su aprendiz: El silencio de la inconsciencia.

Desikiaisishas hizo una cantidad justa de presión sobre la vena cava del joven, imponiendo sobre él un estado de desmayo y rotura de mesada vía frentazo inmediato.

Ahí entendí lo siguiente:

Los estados emocionales tienden a ciertos movimientos. Controlando esos movimientos, podemos modificar las emociones. La ira es energía sin control. Moldeando su intención errónea, podemos mantener el ímpetu energético y redirigirla hacia buen puerto. También entendí que Sri Swami Desikiaisishas sabía Krav Maga, y que de todas las cosas con las que conviene romper una mesada, la cabeza se encuentra al fondo de la lista.

Me gustaría dejarlo aquí (por ahora) y elevar este artículo hacia ustedes, alto y al infinito; para que quede como tú, lector, que ocupas un lugar de privilegio en mi espacio, arriba y a la derecha, entre el azúcar y el café.

[1] De su poemario Canción de congrio, neurociencias y ron. P. Neruda 1989.
[2] De su libro Días soñados en silencio, noches anticipadas con descuento. P. Neruda 1993.