En las lineas que siguen encontraras el secreto del exito en la casa Erikson. Al menos para mi ser buen anfitrión es uno de ellos.

La Casa

A los 45 años andando en bicicleta por la calle se cayó y algo que estaba en el suelo le produjo un corte, que le ocasionó un shock anafiláctico. Este shock le produjo una nueva parálisis, esta vez general. Para que este pasara más rápido sus médicos le recomendaron que se mudara a un clima más árido y seco. Así fue como se mudó toda la familia a Phenix, Arizona. Allí decidió atender desde en su casa, lo que le permitía descansar entre pacientes. Esto funcionó muy bien para todos, tanto los pacientes como la funcionalidad de la casa.

Los hijos que han pasado por esa casa son: Allan, Lance, Albert, Alice, Carol, Betty, Robert, Kristina, Roxana, Helen L (hijastra). Estos hijos participaban de las terapias y la funcionalidad de esta casa, donde hoy cada uno de ellos, a los que se sumaron sus nietos continúan con el legado de Milton Erikson. Tomaba descansos intermedios entre sus terapias que le permitían relajarse y poder continuar luego con su labor.

Una de sus pasiones era escribir, lo que realizaba mientras se tomaba unos momentos para si mismo. La familia era muy inclusiva donde la reinaba la hospitalidad para cualquier que fuera a esa casa. Haciéndolos parte de sus tareas cotidianas y compartiendo con ellos, sean discipulos, pacientes, estudiantes, colaboradores o amigos.

Jeffrey Zeig nos cuenta que incluía a todos sus hijos en las terapias que daba a los pacientes dándole una pizca familiar a la atención. Como ejemplo de esto podemos citar a una paciente con problemas de alcohol, cuando la internaron Roxy y Kristina la cuidaron y Robert iba hasta su casa a verificar que no escondiera el alcohol en ningun lado.

Iban alternando entre la vida familiar y las terapias laborales para compartir momentos intermedios.