Para Martín Heidegger cada vez que actuamos podemos suponer que lo hacemos responsabilizándonos de algo. Teniendo la habilidad de respuesta ante algo Cuando vimos escucha dijimos que ese “algo” lo llamamos inquietud. Podemos decir, por lo tanto, que una acción se lleva a cabo para atender una inquietud.

Una inquietud es la interpretación que damos sobre lo que tenemos la habilidad de responder cuando llevamos a cabo una acción. Es lo que le da sentido a la acción.

Una inquietud es una interpretación que da sentido a las acciones que realizamos. Es un relato que contamos para darle sentido al actuar.

Armamos algunas historias después de realizar las acciones y, otras, antes de hacerlo. La inquietud es siempre tema de interpretación y de reinterpretación. Cada quien es dueño de sus interpretaciones, tiene derecho a sus propias historias sobre sus acciones y las de los demás.

Como las interpretaciones son declaraciones estas pueden ser más o menos válidas, o más o menos poderosas. Según la interpretación que sostengamos, abre algunas posibilidades y se nos cerrará otras.

Las inquietudes son interpretaciones del sentido de nuestras acciones. Son historias que capaces de dar sentido; responden a la pregunta sobre ¿qué es aquello de lo que el actuar se hace cargo?. Estas interpretaciones —historias—, residen en el escuchar de las acciones. Las inquietudes residen en quien escucha, mientras que las intenciones residen en quien habla.

Escuchamos las inquietudes de las personas. Por qué las personas realizan las acciones que realizan.

Escuchando somos activos productores de historias. El escuchar es activo. Permite interpretar lo que la gente a su alrededor está diciendo y haciendo.

La distinción de «inquietud»

Actuamos y uno de nuestros actos es el lenguaje.

Para verificar la inquietud podemos preguntar ¿por qué actuamos? o ¿por qué hablamos? Las respuestas que demos a esas preguntas, en la medida que se sitúen en el terreno de lo que la psicología llamaría «motivaciones», corresponden a la distinción de inquietud.

¿De que me estoy haciendo cargo con esta acción?

Como condición existencial los seres humanos requerimos del sentido de la vida.

Los seres humanos somos seres lingüísticos. Vivimos en el lenguaje y el lenguaje humano tiene la capacidad de su propia recursividad.

La inquietud surge, en consecuencia, respondiendo a de qué se hace cargo una determinada acción o, como dijéramos anteriormente, de la respuesta a la pregunta

¿por qué actuamos?

Existe algo que nos lleva a actuar e intervenir en nuestras experiencias.

Rafael Echeverría explica para la ontología del lenguaje la utilización del termino “inquietud” en función de aquello que nos concierne. Aquello que nos incumbe a actuar. 

Las acciones no se justifican por sí mismas, se hacen cargo de algo.

Tampoco podemos conferirle prioridad a la inquietud con respecto a la acción. Aceptamos que determinadas interpretaciones conducen a determinadas acciones, no es menos efectivo, que las acciones también generan las interpretaciones capaces de conferirles sentido. La relación entre acción e inquietud puede establecerse en ambas direcciones.