Durante toda nuestra vida tenemos muchas expresiones de deseos. Deseo un auto, quiero un mejor trabajo, me gustaría un mejor sueldo, y así vamos acumulando en nuestra mochila de deseos estas expresiones. Pero si te pusieras a pensar conmigo en este momento: ¿En cuántos de esos deseos te has puesto a trabajar? ¿Qué porcentaje dirías vos que empleas tu tiempo en la concreción de ellos? Me arriesgaría a decir que muy bajo. A las personas en general nos encanta decir permanentemente nuestros deseos, pero solo nos quedamos en esas expresiones. Hace un tiempo un cliente me decía: “Quisiera tener un mejor trabajo”, a lo que le respondí: “entonces, qué acciones podés hacer para tener un mejor trabajo?”. “Ah, no…” me dijo “no tomaría el riesgo de perder mi trabajo actual, en él me encuentro seguro. Yo sé que aunque no me guste lo que hago, voy a saber la cantidad de dinero que voy a tener a fin de mes.” Su respuesta me sorprendió realmente. Deseamos muchas cosas pero no nos animamos a trabajar por ellas.

Por eso hoy quiero traerte una clave que te va a permitir hacer y crear un plan de éxito.
Son las 4 D.

La primera D es la de:
DESEO: es necesario desear algo. Pero es definir exactamente lo que quiero. Una clave que te puede ayudar es que sea enunciado en positivo. En vez de decir “No quiero mirar tanta televisión” podes declarar “Quiero ocupar mi tiempo libre sanamente”. Por otro lado, algo que te puede ayudar es que sea sintético, que no supere las 6 palabras. “Superar mis ventas del mes pasado” o “Ser más romántico con mi mujer”. La propuesta es jugar con la idea de formular tus deseos en tan solo 6 palabras.

La siguiente D es la de
DECISIÓN: aparte de desearlo tenés que tener la decisión de querer lograrlo. Como en el ejemplo anterior, puedo desearlo pero no quererlo. En mi caso, yo podría desear por ejemplo tocar el piano magistralmente, pero como no es ni una prioridad en mi vida, ni un hobbie que me quite el sueño hacerlo, no ocuparía mi tiempo actualmente en ello. La decisión es como el motor de un auto. Es lo que me impulsará y dará la fuerza para mantener ese deseo andando.

La tercer D es la
DETERMINACIÓN: es la decisión con respecto a algo o alguna situación por resolver. Por ejemplo: “Ya tomé la determinación de mudarme en este año”. Es este punto una clave esencial es agregarle el factor tiempo, es decir “cuando lo quiero hacer o cuándo lo quiero lograr”. Sin fecha los sueños son solo eso. Por otra parte, la determinación puede consistir en la osadía, el valor o el atrevimiento con el cual se actúa. Es la fuerza que te hará mantener en pié si el fracaso se avecina.

La cuarte y última D es la
DISCIPLINA: es la forma de coordinar actitudes. La disciplina puede ser desarrollada por cualquier ser humano e implica la puesta en práctica de una actuación ordenada y perseverante para obtener un logro o un objetivo. Es decir, para conseguir un objetivo en la vida, cualquiera que nos propongamos, por más perseverancia o fortaleza que se tenga y que claro ayudará a lograrlo, resulta indispensable tener o disponer de un orden personal que nos organice para alcanzarlo de un modo más concreto, prolijo y sin fisuras.

Estas cuatro D te ayudarán al momento de planear tu objetivo. La clave está de pasar de la ensoñación a la acción para que así puedas aportar al mundo tus dones (ya que seguramente lo que desees podría ayudar a otros) y de esa forma nutrir tu vida para seguir maximizando tu liderazgo.