El amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un “estar continuado”, no un “súbito arranque” […] dar, no recibir.

Desde la niñez las novelas de la tarde, en la adolescencia las charlas con amigas y posteriormente, en sesiones de terapia interminables, obras de teatro, cuentos de hadas y novelas leídas al ras en el verano.

Indudablemente el amor es un lugar común. Es un hilo conductor de historias de diferente índole, ya sea de amor a madre y/o padre, a un hijo, a Dios, a un hombre y/o mujer o simplemente, fraternal. Ese que casi inexplicablemente nos hace aproximarnos, asemejarnos o conocernos.

Algo de explicaciones biológicas

De simple no tiene nada. El amor es una cuestión física, emocional, psicológica y química. Cuando dos personas están enamoradas sus cerebros liberan oxitocina. Esta hormona está directamente relacionada con la capacidad de construir relaciones saludables y a largo plazo con las personas, ya que ayuda a crear lazos interpersonales: no solo está directamente relacionado con el sexo, sino también con el proceso de nacimiento y lactancia. Entonces nuestro cuerpo se modifica cuando la llave del amor abre la puerta. Evidentemente las relaciones humanas representan un caudal importante de nuestras vidas y el amor ocupa la cúspide.

Opinión de un experto

Y como la cima está representada por el afecto, el cariño y el amor, inevitablemente autores como Erich Fromm, en “El arte de amar” son referentes de este tema.

Él afirma “el amor es una actividad, no un afecto pasivo; es un “estar continuado”, no un “súbito arranque” dar, no recibir. ¿Qué es dar? El malentendido más común consiste en suponer que dar significa “renunciar” a algo, privarse de algo, sacrificarse”.

¿Qué le da una persona a otra? […] da lo que está vivo en él […] No da con el fin de recibir, dar es de por si una dicha exquisita. Dar implica hacer de la otra persona un dador, y ambas comparten la alegría de lo que han creado. 

El amor es justamente ese sentimiento sublime que sin renunciar a lo propio, uno comparte su vida con una persona, produciendo amor, generando una dichosa gloria y felicidad. Claro, pero plagado de lugares comunes. San Valentín, corazones rotos, bombones, flores, flechazos, primeras citas y romanticismo por doquier, que quien busque, encuentra y quien encuentra, a veces sufre. Claro.

Conclusiones

Las personas capaces de amar no tienen edades, no tiene género ni religión. Nos constituye como seres humanos capaces de necesitar la mirada paciente del otro, del abrazo reconfortante o de una sonrisa cómplice que nos dice que todo va a estar bien, sin necesidad de palabras. Sólo con un gesto, sólo con una mirada; mostramos el sentimiento más genuino, más auténtico: el amor.

Historias de amor que han revolucionado el cine plagaron nuestros días, todas las épocas. El viento se llevó, Romeo y Julieta, Titanic, Un lugar llamado Notting Hill, Casablanca o Cuando Harry conoció a Rally y envuelven como un manto de pasión a cada personaje, a cada rincón del alma.

Hoy bendecimos el amor, a veces con celebraciones, a veces con festejos, a veces con cartas y con música porque inexplicablemente aún hoy, después de siglos, el amor nos une, el desamor nos separa; pero también nos equilibra, nos satisface, y nos lleva de vida.

Cuando nada había sido creado, cuando el cosmos navegaba en un mar de incógnitas y enigmas, Dios creó el Universo para que hagamos de él un hogar de sueños, felicidad y amor. Hablando de esto, y de las desigualdades y tristezas de este mundo, como bien dijo Abraham Lincoln “Entre el amor y la violencia, siempre acaba triunfando el amor”

Maria Juliana Calbeyra
Profesora en Enseñanza Media y Superior
en Ciencias de la Comunicación
( UBA )

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