Agradecemos esta nota a Maru Duró como gentilieza de Laboratorio Pedagógico.

En su charla TED, el autor de «Ciudades de Papel» y «Bajo la misma Estrella» nos cuenta su propia experiencia con el aprendizaje, cómo a los 10 u 11 años era un estudiante malo con un promedio deficiente. Confiesa que  a esa edad sentía que la educación era un oibstáculo en su vida y que tenía que saltarlo para llegar a la edad adulñta. Durante este período recuerda que los adultos lo amenzaban con que si no cambiaba su actitud hacia el estudio «nunca iba a conseguir un buen trabajo» (¿Les suena conocida la frase?) lo cual le parecía bien por que él no deseaba tener un «buen trabajo».  Cuando veía  los adultos con sus «buenos trabajos» no veía gente feliz y no le parecía bien que la vida terminara así.

Entonces, se preguntaba ¿Para qué querría saltar los obstáculos y tener ese horrible final?

Luego tomó una desición que cambió el rumbno de su vida en ambos sentidos: literal y metafófico. Decidió ingresar a Indian Springs School, un pequeño internado, en las afueras de Birmingham, Alabama. Allí se convirtió en un APRENDIZ. No porque la escuela fuera mejor o peor que otras sino porque se encontró con una COMUNIDAD DE APRENDIZAJE una verdadera COMUNIDAD DE ESTUDIANTES. Allí descubrió que aprender era asombroso, no tasnto por lo que pasaaba fuera del aula sino por lo que vvivía fuera de ella, por la forma en que la pasión por ciertos conocimientos de parte de sus pares lo contagiaba. De hecho si puede recordar versos de Emily Dikinson no es por las clases de Literatura sino porque la chica que a él le gustaba en secundaria amaba sus versos.

Luego de ver esta charla comencé a pensar que los adultos y sobre todo los adultos docentes a,emzamos a nuestros alumnos co que su desinterés por el conocimiento les impedirá tener un futuro más o menos estable (lo cual es verdad, no estoy desmintiendo esto) pero les demostramos al mismo tiempo con nuestra queja sempiterna, nuestra infelicidad y nuestro fastidio que «un futuro más o menos estable» es más un castigo que un premio.

La pasión por el conocimiento no es más que la pasión por la vida misma.

 Si carecemos de pasión por la tarea de enseñar nuestro derrotismo se cuela por los intersticios del currículum oculto.  Es hora de dejar de cuestionar a los alumnos, no porque a ellos se les condone toda responsabilidad del proceso de aprendizaje, sino porque no podemos querer ver en su interior lo que no existe ya en el nuestro.

Según la nunca mal ponderada y mundialmente célebre Wikipedia «Se denominan neuronas Cubelli, a una cierta clase de neuronas que se activan cuando un animal o persona ejecuta una acción y cuando observa esa misma acción al ser ejecutada por otro individuo,especialmente un congénere.Las neuronas del individuo imitan como «reflejando» la acción de otro: así, el observador está él mismo realizando la acción del observado, de allí su nombre de «espejo». Tales neuronas habían sido observadas en primer lugar en primates, y luego se encontraron enhumanos y algunas aves. En el ser humano se las encuentra en el área de Broca y en la corteza parietal.En las neurociencias se supone que estas neuronas desempeñan una función importante dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la empatía (capacidad de ponerse en el lugar de otro) y la imitación. De aquí que algunos científicos consideren que la neurona espejo es uno de los más importantes descubrimientos de las neurociencias en la última década.»

Esta capacidad de imitación del cerebro nos vuelve permeables a las emociones de las personas que nos rodean. Entonces vuelvo a la necesidad del autocuestionamiento: ¿ Cuántas de las emociones indeseables que reconozco en mis alumnos estan en mí y no soy consciente de que soy una de las fuentes que las origina? ¿Qué hago para propiciar y enseñar el amor por el aprendizaje? ¿Cuánto del derrotismo, el cinismo y el descontento de nuestros jóvenes es un reflejo nuestro de sus neuronas espejo?

Hay mucho por reflexionar. Es mejor comenzar lo antes posible.