"No vemos las cosas tal como son, las vemos como somos nosotros"
Anaïs Nin
La mediación es un método que permite la resolución de conflictos de manera pacífica, a través del diálogo entre las partes, donde el mediador como tercero neutral las acompaña para que ellas mismas, como protagonistas, encuentren las soluciones más beneficiosas.

¿Por qué conocer la Programación Neurolingüística (PNL) es de gran utilidad en la mediación? La PNL es un modelo que permite abordar de forma práctica, útil y eficaz, la comprensión y modificación de la conducta humana en cualquier contexto. Aporta diversas herramientas que nos facilitarán la comunicación en cualquier ámbito de nuestras vidas.

Tomando como punto de partida las definiciones antes mencionadas y aplicando algunas de las técnicas de la PNL podemos obtener la siguiente información: cuál es la percepción de la realidad de nuestro interlocutor y cómo debemos interactuar desde la concepción de su mapa mental para lograr una comunicación eficaz.

En primer lugar, es importante destacar, que  estamos comunicándonos constantemente, ya sea a través de la oralidad como a través de los gestos, movimientos y silencios; todo comunica.  Es imposible no comunicar.

Las primeras teorías de la comunicación hablaban de una linealidad en el acto de habla. Se distinguía un emisor y un receptor, dando preponderancia al primero respecto del segundo, lo que ocasionaba una relación de causa-efecto. Con el advenimiento de las nuevas tecnologías, el foco se ha ido corriendo hacia el receptor, quien otorga  significado al mensaje emitido que da lugar al feedback o retroalimentación. Como en un proceso comunicativo, somos a la vez emisores y receptores, se dice que la comunicación es circular: ambos se influyen recíprocamente, dado que el pensamiento en función de la retroalimentación es un pensamiento circular.  Este modelo aumenta nuestra visión del contexto y nos da indicios certeros para su comprensión.

Las premisas fundamentales que sostiene la PNL aplicadas a la mediación son:
  • El mapa no es el territorio. Esto significa que todos hacemos una representación del mundo que nos rodea, es decir, un mapa y este no coincide exactamente con la realidad, el territorio. Todas las personas tenemos interpretaciones del mundo, de nuestro entorno totalmente diferentes porque hemos filtrado o desechado lo que para nosotros es o no significativo. En otras palabras, creamos nuestra realidad que es la interpretación subjetiva que damos a las cosas. Los conflictos en los seres humanos se dan porque su modelo de representación de la realidad es limitado o defectuoso, carente de la amplitud y la variedad que nos ofrece la realidad.

La influencia de nuestro mapa es tan fuerte que no solo afecta nuestra conducta, sino que también determina lo que vemos. Un claro ejemplo ocurre cuando dos personas testigos de una misma situación, aún siendo veraces, describen lo acontecido con distintos focos y sensaciones porque han seleccionado informaciones diferentes.

  • Procesamos la información a través de los sentidos. La PNL nos enseña que procesamos y almacenamos la información y nuestras experiencias a través de los sentidos. Sin embargo, sostiene que hay uno predominante, hay un sentido que utilizamos como filtro preferencial para procesar y exteriorizar información.

Somos más sensibles a un sentido que a los otros. La PNL identifica tres combinaciones de clases sensoriales para construir la visión del mundo de cada persona:

Visual: es la capacidad de recordar  imágenes, crear otras nuevas y transformar las que ya fueron vistas.

Auditiva: es la capacidad de recordar palabras y sonidos y crear otros nuevos.

Kinestésica: son las sensaciones corporales, el tacto, el gusto y el olfato. Los receptores sensitivos que se encuentran situados en los músculos, los tendones y la piel nos proporcionan una gran variedad de información. También se incluyen aquí las emociones.

Las habilidades del mediador

Si en la comunicación con los demás, nosotros utilizamos en mayor medida uno de estos modelos de representación (visual, auditivo o kinestésico), lograremos comprender a ese grupo de personas y ser comprendidos solo por aquellos con quienes compartimos el mismo modelo. Por eso una de las habilidades del mediador consistirá en descubrir qué modelo representacional predomina en él y en sus interlocutores para lograr una comunicación fluida, asertiva y de mejor calidad.

Una de las aplicaciones concretas de esto es que no todos aprendemos de la misma manera; todos almacenamos la información en nuestro cerebro de acuerdo al modelo representacional. Lo mismo ocurre en la comunicación: cuando una persona entiende algo distinto de lo que hemos pretendido decir, podemos comprobar que la comunicación es aquello que se recibe. Esto nos advierte que debemos tomar conciencia de nuestra responsabilidad al comunicar para poder perfeccionar la transmisión, las palabras que vamos a utilizar y las que no, los gestos y el cómo vamos a relacionarnos con determinado interlocutor. Desde la PNL se propone focalizar en el cómo por encima del qué, es decir, tiene mayor relevancia la manera en la que voy a comunicarme que el mensaje literal de lo que voy a expresar.

Las 3 posiciones perceptuales de la PNL

En diversas ocasiones es indispensable ver una situación determinada desde distintas perspectivas. Esto puede ocurrir en una negociación con un cliente, en un debate o en un conflicto que se nos presenta, en una discusión con la pareja o con un amigo, entre otras.

Las posiciones perceptuales nos explican de manera práctica, ya sea como mediador o como uno de los mediados, cómo tener mayor percepción para ampliar las acciones disponibles con las que vamos a contar a la hora de resolver un conflicto.

La PNL nos ofrece tres posiciones para cambiar la perspectiva. Una estrategia eficaz consiste en usar las tres posiciones y tomar conciencia de cómo se siente cada una. Las posiciones son las siguientes:

  1. Primera posición: el “yo”, es decir, ver la situación desde el punto de vista propio, tomando en cuenta intereses y motivaciones propios.
  2. Segunda posición: el “otro”, es decir, la persona con la que se está negociando o debatiendo, considerando cómo interpreta la situación y cuáles son sus deseos.
  3. Tercera posición: el “observador independiente”, es decir, alguien que está observando la situación pero que no está involucrado directamente en el resultado.
Caso práctico:

frente a una situación a resolver pasá una por una por estas posiciones y tomá nota de tus ideas, sensaciones e intereses. En cada posición respondé las siguientes preguntas:

  • ¿Cuál es el conflicto?
  • ¿Cuáles son mis intereses?
  • ¿Qué ideas puedo aportar para la resolución de este conflicto?
  • ¿Qué estoy dispuesto a ceder para llegar a un acuerdo común?

Situarte en cada una de las posiciones va a requerir que seas empático y que abandones tus intereses. Para realizar esto de manera efectiva es importante que puedas salir de cada una de las posiciones antes de entrar en la otra, y para facilitar el cambio de posición es de gran ayuda cambiar de lugar físicamente y pensar en algo neutro, o bien tomar un breve descanso.

Como mediador, o como una de las partes de la situación conflictiva, tomarte el tiempo necesario para posicionarte en cada una de las perspectivas hará que estés más abierto a nuevas soluciones, incluso aquéllas que antes no se te hubieran ocurrido.