«No vemos las cosas tal como son, las vemos como somos nosotros.»
Anaïs Nin

El mapa no es el territorio es una de las presuposiciones básicas de la PNL (Programación Neurolingüística)

Significa que todos hacemos una representación del mundo que nos rodea, es decir un mapa, y éste no coincide exactamente con la realidad, el territorio. Todas las personas hacemos interpretaciones del mundo diferentes porque hemos filtrado o desechado  lo que para nosotros es o no significativo.

Creamos nuestra realidad que es la interpretación subjetiva que le damos a las cosas. Es decir, construimos nuestros mapas mentales, nuestras conductas y formas de actuar a través de la representación interna que hacemos cada uno sobre la realidad, ese es nuestro mapa y difiere de la realidad porque es una mera representación de.

Por ejemplo si pensamos en una silla, no tenemos en nuestra mente a la silla en sí misma, sino a una representación de ella que hacemos en nuestro cerebro. Como los mapas se basan en como experimentamos el mundo, pensamos la silla desde la experiencia personal. Lo más probable es que la silla en la que pensamos vos y yo sea diferente en lo que refiere a tamaño, color, confort, material, textura, etc.

Si logramos entender que las personas poseemos diferentes mapas, creencias y sus respectivos filtros, lograremos entonces comprender y ser comprendidos, incluso hasta reducir las discusiones a la mínima expresión; en fin, nos aproximaremos a una mejora en la comunicación con todo nuestro entorno.

Cada vez que te encuentres con alguien que usa un mapa distinto al tuyo, podes comprender que ha construido un mapa diferente y no es que esté equivocado, también es una gran oportunidad para ampliar el tuyo.

¿De qué manera nos afecta nuestro mapa?

La influencia de nuestro mapa es tan fuerte que afecta nuestra conducta e incluso determina lo que vemos. Un claro ejemplo ocurre cuando dos personas testigos de una misma situación, aún siendo veraces, describen lo acontecido con distintos focos y sensaciones porque han seleccionado informaciones diferentes.

Un mapa pobre restringe y ofrece opciones muy limitadas, mientras que un mapa enriquecido nos permite un rango de acciones mucho mayor.

Cada vez que te encuentres con alguien que usa un mapa distinto al tuyo, podes comprender que no está equivocado, sino que ha construido un mapa diferente y tenes una gran oportunidad para ampliar el tuyo.

Tal vez no te interesen los lugares a los que se dirige ese mapa, pero sí las maneras en las que lo hace. Además de estar ampliando tu propio mapa del mundo, podes estar aprendiendo nuevas formas de moverte dentro de tus propios mapas.

¿Cómo identificar los límites del mapa? ¿Cómo expandir tu mapa?

Para cada momento de nuestra vida cotidiana, para cada cosa que hagamos, estamos en tres zonas diferentes, nos movemos desde una hacia otra de ellas.

La primera lleva el nombre de “zona de confort” y es el espacio de lo conocido, donde nos sentimos protegidos, donde todo lo hacemos bien, donde nos movemos “como pez en el agua”, donde interpretamos que no es válida la frase el mapa no es el territorio, de hecho allí para nosotros es como si el mapa y el territorio fueran exactamente lo mismo.

Las cosas nos resultan familiares y cómodas, sean estas agradables o no. Sin embargo, nada más tenemos que aprender en esta zona, ya conocemos todo de ella; allí somos expertos. Tus habilidades, tus comportamientos, tus rutinas, forman parte de tu zona de confort.

Saliendo de la zona de confort: el cambio está en vos.

La segunda zona es en la “zona de aprendizaje”, es la que nos hace ser más sabios. Aquí hay una diferencia en cómo nos sentimos ya que experimentamos cierto grado de incomodidad. Aquí ya estamos seguros que «El mapa no es el territorio».

Esta zona la atravesamos cuando viajamos a lugares desconocidos, cuando aprendemos un nuevo idioma, cuando tenemos nuevas sensaciones y cuando enriquecemos nuestros puntos de vista. Es la zona donde experimentar, comparar y aprender.

Hay personas a las que esto les apasiona, en cambio, hay otras a quienes les asusta y se mueven solo dentro de su zona de confort.

La zona de pánico

También mencionada como la “zona de la no experiencia”, está por fuera de la zona de aprendizaje. Esta es la zona de los grandes retos, en donde te pueden ocurrir cosas mágicas porque todavía no has estado allí. Es un territorio nuevo, un lugar que cuando pensas que el mapa no es el territorio, lo corroboras y sabes que necesitas incorporar experiencias nuevas para expandir tu propio mapa.

Debes romper con tu tendencia, es decir, salir de esa zona de confort para abrirte al mundo, pues así verás y sentirás cómo el mundo también se abre para vos.

Salir de la zona de confort no implica que no podrás regresar a ella, sino que ampliarás los espacios donde te encuentres cómodo.

Los líderes saben que las cosas ocurren fuera de su zona de confort, apuestan a que todo cambio puede ser beneficioso, aceptan lo que tienen pero no se conforman. Salirte de tu rutina puede traerte sorpresas muy beneficiosas.

Cuando salimos de la zona de confort ampliamos nuestro mapa, generamos más opciones y cuantas más opciones tengamos más fácil nos será poder tomar decisiones y salir de zonas en las que nos sentimos molestos, frustrados o angustiados. El mapa es el que nos ayuda a transitar el territorio, en nuestras relaciones, en nuestras decisiones, en nuestra realidad y en nuestra vida.

Por eso, te invitamos a pensar: Si el mapa no es el territorio y con más opciones en el mapa podemos experimentar mejor el mundo y nuestras relaciones ¿Qué haces vos para ampliar tu mapa? ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez?