Disfrutar de la vida generalmente se asocia a tener grandes cantidades de dinero para gastar, hacer grandes gastos en sesiones o vacaciones costosas y en realizar acciones ostentosas y complicadas.
Cuando vamos relajándonos podemos apreciar que disfrutar, nada o poco tiene que ver con ello. El disfrutar la vida y todo lo que con ella viene parte de cómo nos plantamos frente a ella y las situaciones a las que nos somete.

Gozar es disfrutar de cada cosa por más simple e insignificante que parezca, es más, cada día más crece la tendencia en el mundo de simplificar nuestras vidas para poder disfrutar plenamente lo que ella tiene para ofrecernos. Es, ante todo, una forma de mirar y apreciar lo que nos sucede mientras vamos viviendo. Tomar conciencia del suave aroma del pasto recién cortado o de la suave sensación que nos produce la brisa en primavera. Es despertar nuestros sentidos y relajar nuestras emociones para que tomemos de la vida lo más placentero y podamos resolver de manera gratificante aquellas cosas que nos disgustan o generan malestar.
El ABC del disfrute tiene que ver en cómo nos plantamos en la vida y en cómo vamos a tomar cada evento o situación que se nos presentan. Como dice el dicho “para pelear se necesitan dos”, así es también con el goce, “para gozar solo necesitamos ser auténticos y tomar conciencia de nuestra decisión”, en ambas situaciones hay dos componentes, si bien son diferentes, en las dos circunstancias esta nuestra decisión de cómo vamos a reaccionar y que vamos a hacer que predomine: si nuestra ganas de seguir generándonos malestar o nuestra decisión consiente de aprovechar cada cosa que nos suceda como un motivo para crecer y desarrollar nuestro ser.

De nada sirve complicadas situaciones ni tener grandes casas o sofisticados vestuarios si no somos felices.

Empezar a disfrutar implica simplificar la vida de manera tal, que solo nos quede en nuestro círculo de afectos, lo que más saboreemos y nos deleite. Convertir cada espacio en un lugar de placer y bienestar. No se trata de ignorar, se trata de re significar las cosas y otorgarles la entidad y el espacio que realmente merecen tener en nuestra vida.
Con pequeños cambios y una gran actitud, podremos lograr el disfrute pleno, estar emocionalmente sanos y disponer de tiempo libre para aquellas pasiones que hoy, por llenarnos de obligaciones y compromisos, nos negamos.

Cada uno de nosotros tiene en su interior las respuestas a cómo debe simplificar y hacer que desaparezcan las complicaciones de cada uno de nosotros. Solo tenemos que tomarnos el tiempo de ejercitar nuestro pensamiento, adquirir algunas habilidades y podremos conseguir que, del caos pasemos a la armonía que implica poder saborear cada instante de nuestra existencia de la manera más preciada según nuestros gustos y aficiones.
Deshacerse de algunos trastos mentales resultará difícil al comienzo, pero con práctica y entrenamiento, cada uno de nosotros iremos viendo que es lo que realmente nos permite sentirnos plenos e identificar aquellas situaciones que son, aunque nos resistamos a reconocer, imposiciones del entorno, del afuera que nos presiona o presionó en alguna oportunidad y que por inercia continuamos haciendo hoy, aunque nuestras necesidades íntimas hayan cambiado radicalmente.

Reducir el desorden mental hará que desaparezcan las barreras físicas de nuestro entorno, simplificar la forma y estilo de vida nos permitirá poder elegir mejor, en cada momento, lo que en nuestro interior nos produzca goce. Comenzarán a surgir nuevas actividades que nos otorguen bienestar y que ocuparan ese tiempo tan valioso que desaprovechamos en compromisos que nos producían estrés, en situaciones incómodas o en actividades que repetíamos sin saber cuándo ni porqué las habíamos elegido para nuestras vidas.
Tomar conciencia y poder analizar paso a paso nuestras vidas nos permitirá desarrollar y explotar al máximo nuestro potencial y nuestra creatividad, convirtiéndonos en seres que eligen en forma diaria en función de sus necesidades y placer y no por viejas rutinas adquiridas.