La congruencia refleja la alineación entre nuestros pensamientos, palabras, y acciones. En el ámbito profesional, esto significa que lo que decimos concuerda con cómo nos comportamos y nos expresamos.

A menudo, sin darnos cuenta, emitimos señales contradictorias. Podemos afirmar estar abiertos a nuevas ideas mientras cruzamos los brazos de manera defensiva. La autoobservación es clave. Grabarnos en situaciones de comunicación y luego analizar nuestro lenguaje corporal puede revelar discrepancias entre nuestro discurso verbal y no verbal.

Presta atención a cómo tu tono de voz, postura y gestos pueden reforzar o debilitar tu mensaje. Por ejemplo, un líder que busca inspirar confianza debe asegurarse de que su postura sea abierta y su mirada, directa. Solicita retroalimentación de colegas de confianza sobre tu congruencia en reuniones o presentaciones. Este ejercicio fomenta un crecimiento personal continuo. 

Investigaciones sugieren que ciertos gestos, como asentir o mantener un contacto visual suave, transmiten calidez y apertura. Incorporar estos gestos de manera consciente puede mejorar la percepción de congruencia. 

La congruencia entre tus valores y tus decisiones refuerza la integridad personal. Un ejecutivo enfrenta el dilema ético de recortar gastos. Decidir de manera que refleje tanto su responsabilidad fiscal como su compromiso con el bienestar del equipo demuestra congruencia. Un liderazgo congruente motiva y genera confianza. Considera a una gerente de proyecto que comunica claramente las expectativas del equipo, asegurándose de que sus acciones diarias reflejen estas expectativas, fomentando así un ambiente de trabajo armónico y productivo.

Beneficios de la Congruencia

La congruencia elimina barreras en la comunicación, facilitando un intercambio más fluido y efectivo de ideas.
Líderes congruentes inspiran mayor confianza y respeto, esenciales para la gestión efectiva de equipos. La congruencia con uno mismo promueve la autenticidad, reduciendo el estrés y aumentando la satisfacción personal. En el ámbito profesional, enfrentamos constantemente decisiones que ponen a prueba nuestra congruencia. La clave está en reconocer estos momentos y buscar soluciones que respeten nuestros valores fundamentales.

Un emprendedor tecnológico se encuentra ante la oportunidad de expandir su negocio mediante una asociación que, aunque lucrativa, compromete su compromiso con la privacidad del usuario. Al reflexionar sobre sus valores centrales y buscar alternativas, decide rechazar la oferta, encontrando luego una solución que respeta sus principios y aún así asegura el crecimiento del negocio.

La congruencia es más que un ideal; es una práctica diaria que fortalece nuestras habilidades de comunicación, liderazgo y bienestar emocional. Adoptar un enfoque congruente nos permite navegar el complejo mundo profesional con integridad y autenticidad, estableciendo relaciones más sólidas y construyendo carreras satisfactorias y significativas.

Foto de Miguel Á. Padriñán: https://www.pexels.com/es-es/foto/foto-de-rueda-dentada-dorada-sobre-fondo-negro-3785932/